domingo, noviembre 5

Antiguo Testamento I

-¡Mueran por haber pecado infieles! Ahora todos ustedes que adoraban a la naturaleza de las cosas, que se oponían a los rectos caminos del señor, perezcan en las llamas perennes de mi furia.

Corrían austadas las prostitutas, los borrachos salían de su embriaguez para correr. Pero me dolieron más los infieles, los que creían en la diosa luna o en el dios sol. Aquellos que no imponían reglas terrenales, por la gloria ya era nuestra (según ellos), por que el hombre es bueno y el mal es relativo, una opinión.

-Claro- lo oí decir- una opinión, yo decido lo que es bueno o lo que es malo, tu eres mi creación, mi sirviente- me dijo.- Y así como si nada, desapareciò la ciudad.
- Pero, ¿cómo es posible?

Y tomando su tridente de fuego perforó mi alma asesinandola, ese día creo que morí. Supongo que en la oscuridad descubrí que el paraiso y el infierno no existen, si te quisiera relatar que veo que siento no podría. Solo te puedo decir que aqui están los infieles, los que encontramos este lugar, donde nada fluye y todo pasa y que esa reprersentación de Dios, es lo que nos hace temer a algoque no conocemos en vez de buscar entre los bosquejos del pensamiento...

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