lunes, enero 11

Cada paso es un error

Cada paso parece dado con el único objetivo de caer en el abismo

(cuyo final tiene picos afilados)

cada una de mis sílabas parece desencadenar el peor de los huracanes
destruirlo todo
arrasar hasta con la muerte

a mi me parece adecuado
(amor de a mares)

que mejor me cuide
que esta balsa se hunde con facilidad

Cada vez que veo mi bandeja vacía,
mi mensajero cerrado
tu botón en un verde espera eterna
o en un rojo muralla brutal

me doy cuenta
que volví a tragar agua salada

y corro el peligro de tragarme un pez
y ahogarme con las espinas

pienso en 10 chihuahuas mordiendo mis pies
pienso en ojos zarcos rodando por una escalera
pienso en miradas tristes, inexpresivas
pienso en judíos bailando el hava naguila




lunes, enero 4

Diarios de vaje: Tequisistlán 2

I

Cada uno de los personajes se remonta a sus propios mundos, contenidos en ipods de última generación: el golpeteo, el chillido, el ajetreo, el vaho y el bramido se confabulan en una sinfonía decadente y putrefacta. Nos encontramos ante un escenario poco fértil para las ilusiones burguesas de felicidad inmediata, este cuadro es, sin lugar a dudas, la enajenación.

domingo, enero 3

MANIFIESTO TROPICAL TESTICULAR

Quiero hacer una proclamación pronta,

las fuerzas que nos llevaron a conformar este monstruoso pigmaleón al que llamamos Testículo del Rey emanan de tres fuerzas principales:

La burla vesicular seminal, el aparato (inter) disciplinario de Estado, el marcsismo ultra-radical moderado liberal de centro y el CHOPAH.

Ambas formas troncales han muerto, sido pisoteadas, puestas en el aparador, compradas en E-bay, bañadas con influenza.

No nos dimos cuenta, sin embargo, que creamos la vanguardia última de la literatura. La utopía literaria era un aparato ideológico de sistema, la utopía literaria se centraba en una cúpula de elegidos con grandes gafas oscuras y sonrisas de aparador.

El testiculismo vino a lanzar flatulencias a la cara de las estatuas, vino a enamorarse de las mesas llenas de basura y a revolcarse en la catsup, en la mostaza y en el queso industrial.

El testiculismo vino a romper con los recintos, vino a invadir al twitter, vino a encender la zarza (¿la Ziranda?), vino a destrozar hasta el último pedazo de calzón con encaje.

Esa fue nuestra misión, romper con lo imposible, aunque, finalmente, era imposible.

NO,

No nos confunda con poetas malditos.

A nosotros lo maldito se nos quitó con un poquito de suciedad, con un poquito de Pino Suárez y mocos, a nosotros nos gustó bañarnos en hojas de parra con carnita.

Nosostros le dimos al tuitpoema, al aptiurpoema, al contra poema, al antipoema y al chipapoema. No dejamos al -poema en paz
nunca en paz marx mío

El problema es que no nos dimos cuenta de que teníamos en nuestras manos la suprema verdad:

La utopía literaria estaba en nuestras manos. Éramos nosotros el hecho fundamental. Nos dimos de tope con que todo lo que había que revolucionar había sido revolucionado, no nos quedaba más que escupirnos por igual.

Volpi mostró con su fin de la locura, que sólo la locura es. Si no es, la literatura no existe. Si no es una cena con vino, la literatura no existe, si no son gafas, si no es pared, no hay: las letras son una burla suprema. El Testiculismo ya lo sabía, no nos importaba y aún así, era la corriente alterna de nuestras pilas doble A.


[Raúl Demesio entra en escena]

Gamberro poeta malhablado, usted de poeta tiene lo que yo de Célula Poética Autogestionaria.

Señor Raúl, propongo que las Células sean el propósito de investigación testicular, propongo que nos adentremos en las espigas y en la muchacha.

[shot delas con la muchacha]


Señoras y señores

tenemos al monstruo
démosle un lugar (peludo)
donde vivir

ese es nuestro destino
el fin mismo
de nuestras uretras.

Diarios de Viaje: Tequisistlán I

Tequisistlán I

Cuando leo un libro, frecuentemente me topo con esos minúsculos detalles que hacen que diga "oh, qué autor tan mamoncito". Cuando saqué El fin de la locura de la biblioteca me esperaba encontrar un par de atributos barrocos y pretencioso; sin embargo, el afamado texto de Volpi sobrepasó todas mis expectativas.

Mientras que yo me esperaba un epígrafe, quizás en francés, me encuentro con dos, uno, efectivamente, en un francés complejo y el otro en español de Cervantes. Mi sorpresa no terminaría allí. Una vuelta a la página bastó para mostrarme una sentencia de muerte, la anunciación de un chiste:

Este libro es una obra de ficción.
Cualquier semejanza con la realidad
es culpa de esta última.

Traducción libre: Querido lector, esta obra presenta una jugarreta descomunal, ojalá haya comprado este libro de chistes. De antemano le anuncio, por medio de esta frase gastada, que lo que leerá es pura fantasía, pura literatura de a de veras. De tal forma, el anuncio grita, "oiga, a partir de aquí empieza el chiste" y, como era de esperarse, existe un prólogo de fantasía.

La obra transcurre como cualquier historia hasta que, ups, los personajes históricos tienen voz. No digamos una voz de "novela "histórica"", sino una voz inventada en personajes reales inventados. Así pues Lacan, Foucault, Fidel Castro, hasta el pobre de Bolaño salen con gargantas nuevas. Marx nos libre.

El problema es que no intervienen voces lúcidas, sino meras postraciones a una trama que, en sus primeras dos partes, no sale del marasmo de la hueva absoluta, con historias de amor postmodernas de paso.

Vaya absoluta sorpresa, me lleno de orgullo al ver que en cada capítulo hay un nuevo epígrafe, de la voz de cada uno de los personajes sin voz. El libro transcurre sin chiste, entre un Lacan mamoncito, un Althusser Potter y un Castro Cullen.

Es en la tercera parte cuando todos cobra sentido. Usando un recurso real - chistoso, del cuál salen personajes de la vida cultural, entre Domínguez Michael, Paz y Don Monsi, el río de basura se derrama sobre un mar de agradecimiento y cierra con broche de oro: las referencias.

Fue allí donde por fin entendí la novela. Entendí que no era tal, la novela es un ensayo. El fin de la locura se presenta como el triunfo de la técnica contra la víscera, el triunfe de las fuentes legitimadoras del conocimiento emanadas del método científico. Basta ver el índice, una organización impecable en la que habitan cada uno de sus argumentos. Cada mínimo apartado defendiendo la hipótesis inicial: el fin de la utopía revolucionaria. Paradójicamente este ensayo cumple con otro requisito imprescindible para cualquier journal de respeto: sólo está disponible a un grupo de iniciados. Si el lector no está al tanto de las cenas entre iluminados, los congresos de homenajeados y octavio paz, no estará al tanto más que de un cuento desabrido.

No soy crítico literario, ni tengo instrucción sobre la teoría literaria; sin embargo, considero que el argumento fue pobremente sustentado con lugares comunes y puntos harto conocidos por los críticos y defensores de "las utopías".

Considero, en cambio, que sí se demuestra "el fin de las utopías literarias".

Señoras y señores, he llegado a este punto: LA LITERATURA TESTICULAR TIENE TODAS LAS VENTAJAS DE LA VANGUARDIA.

Volpi debe ser bautizado como nuestro mentor mayor. He decidido, por tanto, elaborar un Manifiesto.