jueves, diciembre 28

Metalosa Maligna

- Oh, ¡me salvaste la vida!

- No podía haber hecho otra cosa...

- ¡Muchas gracias!

- No agradezcas por favor

- ok

- ¡Gracias!. ¿Sabes? Esto es como un sueño hecho realidad, salvar a la persona que amo.

- Mmm, pero...

- ¿Qué?

- Hubiera terminado la oración si no me hubieras interrumpido, si me hubieras dejado terminar. Esque ve, esto es complejo, y no me gusta pensar así...

- ¿Por qué o qué?

- Porque pues tú no me caes bien. Es decir, te agradezco mucho que me hayas salvado... Pero, no sé. No me entra la idea esa de 'eterno agradecimiento' y 'chida convivencia' con la persona que te salvó de las que se habla en los medios. En realidad muchas gracias...

- Te diría '¿no me podrías dar siquiera un beso o un abrazo?', pero me parece qe ya no. Con esa actitud la soledad te llegará muy pronto...

- ¿Ves? No estamos hechos el uno para el otro, y pues evidentemente no soy para ti. Realmente muchas gracias.

- Casi me arrepiento de haber salvado esta vida.

- Mira cómo me acerco a tí. Cómo voy colocando mis brazos alrededor tuyo. Cómo acerco mi cara y mi boca a la tuya. Mira, y siente, cómo te voy a besar. [ ] . Mira ahora cómo me separo, y cómo regreso a mi posición original. Y también, mira cómo estás sonriendo...

- Caracol, así no puedo dejar de amarte. Hasta me dan ganas de maldecirte por eso que acabas de hacer.

- Pero, ¿qué no era eso lo que querías? ¿Es que no sabes lo que quieres? ¿O es que sólo me quieres 'carnalmente'? Jajaja, deberías ver cómo haces tan aparente tu confusión.

- No te creí alguien capaz de hacer todo esto..

- Y ahora tratas de echarme la culpa de todo esto que te pasa. ¿Sabes? Creo que más bien yo soy demasiado para tí.

- No, yo me merezco a alguien mucho mejor. No, no me des la mano. No te acerques a mí, por favor. Deja de jugar conmigo y con mis sentimientos... pero es que es tan grandioso sentir tu presencia tan cerca...

Y por un largo rato se besaron.

viernes, diciembre 22

...

Tenía pensado ponerle de título debraye, pero sejoa caba de publicar uno así, ajjaja, nimodos, me gano...

La vida está recargada en un trozo de hierba, y algunas veces es inútil aferrarse a ella. Un ser humano ni siquiera es capaz de saber quién es, o si siquiera es, desgraciadamente, estás preguntas existenciales no te llevarán hacia ningún lado, pero son indispensables en cualquier existencia. Y no es por ser pragmático ni mucho menos, pero los pensamientos, no se alinean con los hechos, y tampoco con aquello que nos rodea. Lo que parece ser nuestro no es de alguien, y quien creemos que es, él mismo no lo acepta. Cuando no aceptas tu vida, estás dándole la oportunidad a alguien más de superarte, y no en un sentido universal, sino tan sólo subjetivo; y no por ser superado, tampoco eres menos para ti, pero sentirte inferior a alguien, te puede hacer sufrir demasiado. Si encuentras a alguien que te supere en todos los aspectos, habrás perdido tu condición única de ser humano, y buscarás cambiar, y conste que no digo mejorar, pues mejorar es algo natural, es algo que viene en nuestro código genético. Podemos pasar mucho tiempo sin cambiar, pero subjetiva e individualmente siempre mejoraremos la creación divina, o en todo caso, seguiremos sus reglas. Ahora, si buscas cambiar, y enfocas tu atención hacia algún otro ser humano, entonces estas buscando en el terreno equivocado, pues si dios no hizo contigo lo que esperabas hacer de tu vida, el problema es que no buscabas la “humanización”, y prefieres pertenecer a alguno de los otros reinos o dominios según la biología y sus “jerarquizaciónes”. Al referirme a ese hecho de individualización y unicidad, quiero aparentisar que no concuerdo con la idea utópica de que todos los seres humanos somos únicos, pues creo en que entre ustedes, habemos algunos que no somos seres humanos/ entre nosotros, hay algunos seres que no son humanos. Pues el empirismo que he explotado a lo largo de algún tiempo, desde que me creo conciente y superior, además que ignoro mis defectos y alardeo mis cualidades únicas, prueba que la sensibilidad a la que estamos expuestos algunas ocasiones no crea reacción, y los que la sienten/los que la sentimos, deben/debemos soportar la rigorización de lo sensible para llamar la atención. Con esto no digo que rechace el mundo en el que creo, y que tanta esperanza me genera, sino todo lo contrario, es decir, trato de aceptarlo y perdonarle sus insultos. Casos específicos son la muerte, la algarabía, la tristeza y la desinhibición, pues ninguna de ellas es ni por menos justificable o razonable en este planeta. Quizás es tiempo de revelarnos individualmente, y lo digo sin fines de lucro o de protesta, contra lo que no somos, pues de lo que podemos estar seguros, es que lo irracional es irracional, y de lo que nunca estaremos seguros es de la esfera que nos rodea y protege de los demás. Más allá de aquello, todo lo conocible y perceptible, es susceptible a críticas y auto evaluaciones-que en su mayoría por el bien del mundo son negativas, pues lo positivo es inmejorable y por lo tanto mediocre-pero de las que existe registro las positivas y que son justamente en las que no ha habido salvación, y por lo tanto, tampoco resurrección y mucho menos, principios y valores religiosos. Hacer las cosas es inevitable, mientras que no hacerlas, es la mejor solución a los problemas que hacer algo mal merece. Hablar y escribir, es tan sólo llenar el espacio que el que escribe o habla consideraba vacío, pero que en el triste caso que estuviese ocupado, eso mismo será sustituido por los pensamientos contradictorios y erróneos del que cree saber todo sobre el vacío. No hablar, es igual de intrascendente, pues algún día alguien ocupara tu lugar con sus ideas, ahora, que no es lo mismo, hacerte escuchar es de perdedores, pues no tienes la suficiente calidad para ser escuchado aleatoreamente, mientras que no buscar que la gente te escuche, es símbolo de necesidad de llamar su atención, por esto mismo, es mejor no hablar o escribir, y en todo caso, mucho mejor será no pensar, o no existir, aunque eso sea innato en nosotros, lo cual prueba que estamos condenados al pecado y el remordimiento. No existir es trascendente, pues todo lo que existe, alaba su cualidad única, mientras que lo que existe, es imperceptible por lo que no lo hace, por razones obvias. Sujetarte a las leyes y las reglas, es bellísimo, al igual que la poesía. Saludos…

miércoles, diciembre 20

Cepanda 2.1

Con motivo de los primeros 100 posts de este blog (así como también por el hecho de que exista Blogger Beta), presentamos Cepanda 2.1

Supongo que los cambios son evidentes, y bueno, ahora tenemos una manera más eficiente de modificar la plantilla y cosas así, por lo que pronto podremos poner cosas interesantes....

Ahí cualquier propuesta o comentario será leída y tomada en cuenta, para un mejoramiento.
Todo sea por el bien de la comunidad.

Sejo, un administrador

lunes, diciembre 18

Justino (Parte I)

Anteponiendo el pretexto de que Sejo era un mamón (cosa que a veces no niego), me permití un pequeño descanso ne cuanto a la aparición de mis letritas. En aras de buscar algo mejor para tan buen espacio en el que se ha convertido el presente, y con las nuevas ventajas del servidor, el cielo parece ser el límite. Presento aquí el preludio o planteamiento y el nudo de una historia que he traído en mi cabeza desde hace ya tiempo. Por cierto, me alegra que esta sea la entrada número 100.


Justino caminó con paso firme a través de los duros parajes del infierno café y árido en el que se habían convertido sus tierras hace ya mucho tiempo. Vió cómo el cielo derramaba sangre en una mezcla multicolor de rojos y naranjas, de cafés y azules. Extrañamente también de verdes y pardos.
Despertó de su viaje espiritual para ver el campo marrón extendiéndose bajo sus pies. Recordó como los años, la lluvia y la erosión habían pasado poco a poco por aquél páramo que en algún tiempo dió maíz, frijol y calabazas en abundancia. Vió de nuevo cuando su padre y él araban la tierra, buscando que cada zurco quedara perfecto, idéntico al anterior. Su padre decía que así era la vida, un constante paso de las situaciones y un sin fín de posibilidades para sembrar. No le importó mucho en ese entonces, ni tampoco le importaría demasiado ahora, a decir verdad jamás le importaron esas palabras. Justino no oía, no pensaba, estaba ofuscado por el profundo odio que le tenía a su padre. Era presa de una insasiable rabia hacia todo lo que él representaba, hacia cada uno de esos momentos en los que Justino tuvo que lidiar con él. Lo invadía el recuerdo de cuando él le impidió marchar a la ciudad a estudiar...
-Dios nos dió manos para trabajar la tierra, para sembrar y cosechar, para construir. Y no para estar rayando en hojas. Se aprende lo suficiente en el monte, en el río, no en cuatro paredes.- decía su padre siempre que él replicaba.
Justino vivió su vida en aquél lugar, alejado incluso de las demás personas. El pueblo quedaba a dos horas caminando, y sólo iba para conseguir algunos enseres imprescindibles que no se pueden conseguir directamente de la tierra. Sus hermanas lo recibían con suma impaciencia, por que les traía cosas que ellas jamás vieron. Le traía listones y telas, jabones y perfumes, dijes y pulseras. Todo lo que una carga de maíz pudiese comprar.
Aferrado a su idea de irse a la ciudad, Justino decidió escaparse cuando la oscuridad le diera refugio, era una noche calurosa y húmeda y las nubes rugían en su afán desesperado por soltar hasta la última gota en su implacable furia. La oscuridad invadió cada uno de los rincones de la tierra en ese momento lúgubre y gris. Sin embargo, por extraño que pareciera, la luna le sonreía.
Fue en aquella ocasión cuando su padre había tomado un té de azares, ya que el hombre sufría los problemas comunes en la gente de su porte y ocupación, que les impiden dormir. De ahí la posibilidad irrepetible de aquella noche sin estrellas.
Tomando unas cuantas calabazas de la mesa a punto de romperse, decidió lanzarse al abismo sin estrellas que se extendía hacia el infinito. Sus pies entraron en contacto con la oscuridad fuera de la choza de carrizo, sus pies chocaron haciendo un sonidito peculiar al chocar contra el barro. Caminado con calma, cuando creyó estar lo suficientemente lejos, corrió hacia el monte, como una liebre huyendo del cazador. Subió el monte. Cuando cerro se terminaba a sus pies, el cielo no soportó más y la torrencial ira cayó sobre él. No hubiera sido impedimento alguno el tener agua fresca cayéndole en la cara para olvidar el cansancio y el hambre de no ser por el suelo resbaloso, que se volvió imposible de andar. Cuesta arriba Justino comprendió el error de su ruta y decidió encontrar un refugio. Al no encontrarlo comenzó a andar más lejos, con más esfuerzo, en una obsesiva búsqueda de abrigo.
Finalmente, empapado y cansado, cayó rendido en el barro.
Oscuridad. El mar negro a sus pies. El suelo marrón. Vida. Luz. Esperanzas.
Despertó con dos grandes ojos café claro observándolo detenidamente, junto al sol de la tarde. Justino se levantó lentamente. Cabe mencionar que aparte de las muchachas del pueblo él jamás había visto a alguna otra mujer. Se preguntaba como en medio del monte una mujer hermosa elevaba su fino porte frente a él. Tenía rasgo delicados, de una raza de hombres y mujeres vistos pocas veces en aquellos parajes, una cara que proyectaba haber sido engendrada blanca y ahora lastimada por los rayos del tirano emperador de los cielos. Y aunque poseía una belleza enorme, su brazos y piernas denotaban el resultado de una vida entera de trabajo. No era muy alta, podría Justino facilmente imponerse poniéndose en puntas sobre ella. No era delgada, pero no carecía de esa silueta perfecta de las mujeres de su estirpe.
Justino no se atrevía a separar sus secos labios, mucho menos a pronunciar fonema alguno. Pasó un largo rato, o lo que él creyó fué uno o dos días enteros perdiéndose en sus ojos.
En aquellos ojos se podía observar aquellos atardeceres húmedos en la colina más apartada del mundo, como bajaba del cielo el ángel con su espada envuelta en llamas y le preguntaba altivamente, como si él conociera la respuesta, ¿quién eres?
Al abrir su mente, o cerrarla, a la realidad perceptible, Justino escuchó pronunciadas las mismas palabras, pero con una voz dulce, que vibraba con el viento, las mismas palabras que el ángel.

martes, diciembre 12

Santa abuelita

Esta era una época de navidad, con nieve, supersticiones y muchos deseos por cumplir.
Corría el tiempo en un año de vacas gordas y gente contenta, en el que había habido todo lo que un pequeño pueblo en el norte del país, entendía como prosperidad. Excedentes agrícolas, salud, familias fértiles en donde nacían niños llenos de vida y los más grandes crecían hasta convertirse en adolescentes maduros. Incluso los problemas con los pueblos vecinos se transformaban poco a poco en remanentes del pasado, difíciles de olvidar pero fáciles de sobrellevar.
En el centro del pueblo, en una casa digna de un cuento de hadas, vivía una mujer cuyos años se podían contar con las patas de una pareja de cien pies. A pesar de su larga edad, en sus ojos se distinguía una inevitable alegría. Llena de recuerdos hermosos a lo largo de su vida, misma que le entregó desde hacia 20 años a la tranquilidad de aquel pueblo. Para olvidar la aventura y la inestabilidad, y transformarse en la abuelita dulce y tierna que apapacha con galletas y cuentos a cual ser humano acepte una invitación a su casa. Su cabello era tan blanco como la raya más blanca de una zebra, su piel estaba muy arrugada, pero presumía haber sido suave y tersa en algún momento de la historia. Seguramente, en los mismos años que esta señora recorrió de cabo a rabo nuestro planeta, descubrió lugares hermosos, gente asombrosa, y pasó momentos inolvidables, de los que aprendió a vivir y ser una mejor persona. No estudió en una escuela de las que enseñan a leer y escribir, como ella misma dice, aprendió de la mejor maestra: la frustración y el arrepentimiento, en la mejor escuela: el planeta entero, y con los mejores y peores compañeros que un alumno puede tener: los seres humanos. Ahí, descubrió las envidias y los miedos, la amistad, el sufrimiento, la felicidad y uno de esos días el amor. A este último, lo supo entender particularmente, pues lo dejo ser libre, le dio el tiempo que necesitó, y cuando fue necesario, lo tomo como al toro por los cuernos y lo disfrutó, como pocas personas lo han hecho en la vida, como su mirada la delataba, lloró y sonrió como nunca lo había hecho, y nunca lo hará. Así vivió mucho tiempo (incontable en palabras de quien no ha estado enamorado) hasta que entendió que el amor es como comer un helado: si lo descuidaba se le iba a deshacer y si lo comía necesitaría pedir más, así que lo aventó desde lo más bajo que encontró, para ni siquiera arrepentirse al verlo caer. A partir de ahí su vida, sin duda alguna fue diferente, según muchas personas, comenzó a perder sentido, pero yo prefiero decir que a partir de ahí, entendió el sentido de su vida y hacia donde se dirigía. Nunca perdió la vitalidad, pues todavía se permitió romper el record de hombres sodomizados y corazones rotos, en los que no me cabe la menor duda, hubo uno que otro de sexo (si es que el corazón tiene sexo) femenino. Incluso ahora que se entregaba a la parsimonia, nunca dejaba de mantenerse activa, hecho que sin duda la mantiene viva en este frío de los mil demonios. Cuenta que cuando llegó aquí, no dudo un minuto en que debería morir en esa casa que a los pocos días que llegó, le compro a la desesperada vendedora por la insignificante cantidad de un cuento de abuelita. Y a partir de entonces, es lo que la hace famosa y por lo que le perdonan el prefijo de bruja a su nombre que, nadie sabe a ciencia cierta cual es, pues cada que lo preguntan, responde que “dios es el único que tiene derecho a llamar las cosas con un nombre, y nosotros debemos resignarnos con dirigir la mirada y esperar que se cruce con la de la persona a quién nos dirigimos.”Con este tipo de contestaciones, no dejaba de ser enigmática, a pesar del respeto y la admiración que chicos y grandes en el pueblo le profesaban, pues siempre que alguien necesitó ayuda, con los ojos cerrados se la brindó. Así mismo, la gente la ayudaba la ella, y no porque le debieran un favor, sino por el agrado y simpatía que les causaba. Le regalaban todo lo que necesitaba para vivir, que por cierto no era mucho, pero debido a la prosperidad ya mencionada que sufrió el pueblo durante el año, la gente se permitió darle más de lo acostumbrado; aunque sabían, que no lo utilizaría para ella, y como Robin Hood, regalaría lo que no necesita a los niños, quienes eran su adoración.
Los días pasaron, y cada vez se acercaba más el ansiado día 24, dedicado desde siempre a convivir con los parientes, amigos y hasta los enemigos. La gente reventará en felicidad, comida y relaciones interpersonales. Los niños estrenarán juguetes, ropa y algún afortunado, casa. Los ancianos se llenarán de nostalgia y melancolía por los años del pasado, y buscarán dejar el legado que no han logrado en quienes los rodean. Desgraciada, o afortunadamente, no todas las personas veían este día de la misma manera, pues aunque ya les dije que nuestra abuelita era muy querida por todo el pueblo, a la hora de estar con la familia, no había de otra, la gente debía olvidar las constantes durante todo el año, para hacer algo extraordinario. No podía concentrarse en algo tan rutinario y monótono como atender a esa viejecita, sería como restarle importancia a la navidad, o peor aún, como aceptar que no tienes con quien pasarla… Y por su puesto que nadie, en esta época en que se permitirían presumir con los parientes lo que se tiene, y lo que no se tiene pero se anhela, pasaría la navidad con una abuelita que no sabes ni siquiera de quién es abuelita. Entonces, lo más probable, es que quien no vive en un lugar junto a su familia, o peor aún, quien no tiene familia, se pasará la navidad de una manera particular… sola.
Pero no debe usted (lector) compadecerse de nadie, pues para que lo sepa, estar sola es lo que menos le preocupa a la señora, pues puede dedicarse a preparar los dulces y los cuentos del próximo año, así como tener un momento de relajación para pensar en lo que no fue, y en lo que no debió haber sido en su vida, en lo que supo y en lo que no, en las tristezas, en la gente que no la acompaño a su viaje, en el amor no correspondido de adolescente, en el imposible de adulta y en el acumulado de vieja. Tal vez en una de esas, le escurriría una lágrima, pero una solamente, y con ella, le bastaría para llorar plenamente, para desahogarse de todo lo que arrastraba con los años. Una gota, será el drenaje justo a una vida plena, pues la señora hasta llorar, ha aprendido con los años. Después, arreglará su árbol, con esferas y luces, preparará un platillo para ella sola, y cuando haya terminado, se irá a dormir como cualquier otro día, con su camisón regalado y sus pantuflas rotas.
Por la noche, la despertó un ruido en su sala, mismo que al principio trató de ignorar por el sueño que tenía, pero pronto se intensifico hasta levantarla de su cama. Sabía bien que era inútil levantarse, pues en dado caso que fuera un ladrón, una viejecita no podría hacer nada. Pero eso de los ladrones, era de otras épocas y otros lugares, aquí no se escuchaba de ellos, y por eso le intrigó tanto el ruido. Cuando llegó a la puerta de la sala, alguien y algo la sobresalto, el alguien, fue un hombre vestido de rojo, con barba blanca y una caja de regalo en las manos, misma imagen que la inocencia de la viejecita le recordó al mítico Santa Clous, mientras que el algo, fue el hecho que ese hombre, quien quiera que fuese, estuviese dentro de su sala, junto al árbol de navidad que unas horas antes había terminado de arreglar. Nunca dudo en la existencia del espíritu navideño y esas cosas, pero sin duda, sus años de experiencia le decían que era poco probable la existencia de la filantropía en un hombre que dormía todo el año, y tenía como transporte un grupo de renos. Pero estos prejuicios no impidieron que derrochara su amabilidad, así que le dijo:
- Buenas noches buen hombre, ¿hay algo en lo que le pueda ayudar…?
- (con un acento nórdico) Pues si mujer, yo que más quisiera, pero no estoy seguro de que usted pudiera…
- Pues yo no estoy segura ni siquiera de quien es usted y lo que hace en mi casa
- Ahh, claro, lo ciento mi nombre es Papa Noel, y pues vine a dejarle un regalo a su casa, pues yo creo que esta cerca su muerte, y antes que se vaya me gustaría darle el regalo de navidad que a todo humano le corresponde una vez en su vida.
- (incrédula) Quiere decir, que usted… ¿es el popular santa clous que lleva regalos por la chimenea, a los niños bien portados?
- Pues si, al parecer si, soy el, pero no hago eso que usted dice. Mi trabajo es un poco menos pesado, pues como muchos adultos saben, los regalos periódicos –cada año- los hacen los padres, de acuerdo a su posición económica y todo eso…
- Pues sí, eso creía yo…
- Y lo hace bien, pero creo que entonces ha vivido ignorándome, pues como ya le dije, yo no llevo regalos todos los años a la misma persona, de hecho, sólo entrego un regalo en la vida de cada ser humano.
- ¿Quiere decir que cada humano, en realidad recibe alguna vez un regalo del mismísimo Santa Clous?
- Pues si, al parecer…
- ¿Y este año me toca a mí?
- En efecto mi señora…
- Bueno, pues que esperamos, permítame abrirlo…
- Aquí tiene…
La señora abre fácilmente el regalo, esta muy emocionada, se pregunta que clase de regalo recibe un ser humano de su edad, por parte del hombre vestido de rojo. Cuando lo ve, se impresiona tanto, que sus manos comienzan a temblar y voltea a ver al hombre…
- Es un arma…
- Si, es de lo que yo quería…
- ¿Para que quiero un arma? (pregunta nerviosa)
- Discúlpeme, es que…
- No, por favor no me diga que es para matarme… Aún soy muy joven, o bueno… no, no soy joven, pero estoy llena de vida, hay tantas cosas que quiero hacer, prometo dejar este pueblo si es necesario, y dedicarme a algo más productivo, algo en lo que ayude a los humanos y …
- No, por favor no se exalte, no es para matarse, y no tengo nada en contra de su vida, es totalmente diferente, por favor, escúcheme…
- Ahh (aliviada) Que bueno, estaba muy espantada… pero, sigo sin imaginarme para que podría yo querer un arma.
- Usted no la quiere, soy yo quien no sólo la quiere, la necesita… Veamos, seré sincero… (un minuto de silencio) Quiero que me mate
- ¿cómo?
- Si, le traigo esa arma para que me mate.
- Un momento, ¿ese es mi regalo?, un arma para matar a Santa Clous…
- Pues si, disculpe usted las molestias, pero es que no puedo más, no me gusta hacer míos los problemas de la gente, además muchas veces la gente no aprecia lo que les regalo, prefieren los muñecos de acción, los coches del año, la salud, la paz mundial que las cosas que yo regalo… y eso poco a poco me ha desgastado, creo que no soy muy necesario, por ejemplo, vea usted el regalo que le acabo de traer, es una estupidez, dígame si no prefiere cualquier regalo anterior. Eso es una prueba firme de que mis regalos no valen nada…
- Pero, debe haber algo que haya gustado de tus regalos…
- No, estoy seguro que no lo hay, y he probado de todo, monedas de diez centavos en la calle para que las encuentren el día de la navidad y les de suerte, patas de conejo recién cortadas. He regalado horas de tráfico en el día 24 para que la gente pase horas en el coche con su familia, filas extensísimas para que la gente piense bien en lo que esta apunto de comprar, y nada de eso les gusta. Incluso, he regalado desigualdad entre la gente, para que se hagan concientes y unan esfuerzos por mejorar el mundo, pero nada funciona. Es por eso que quiero que me mates…
- No puedo matar a Santa Clous…
- Es que yo no soy tal, la gente no me reconocería si supiera lo que en verdad soy, me odiarían… Seamos sinceros, no soy lo que la gente espera como un redentor…
- Pero no entiendo porque te quieres matar, si es por la decepción eres un cobarde…
- Pues tal vez si lo sea, y a decir verdad, nunca me ha gustado mi trabajo, porque la gente nunca es completamente feliz, y mucho menos con lo que yo les regalo, tan sólo necesitan los regalos de sus amigos y familiares, eso es lo que a lo largo de su vida los ha hecho felices. Ya hago esto como una penitencia, no lo disfruto, y como ya te dije, he perdido el hilo de lo que la humanidad quiere. Así que no sirve de mucho tener a un Santa Clous como yo… Mire, si me mata ahorita, nadie se dará cuenta, pues usted es el ejemplo perfecto de que ha vivido tantísimos años si un regalo mío, y aún así es feliz… Por piedad, ya mateme!!
La señora toma el arma, asesina a santa clous se queda pensando en el arma que tiene en la mano, le parece terrible, enciende la chimenea y la quema. Después, se va a dormir con el peor sabor de boca que le ha quedado después de una navidad.

Moraleja: todos recibiremos alguna vez un verdadero regalo de n

sábado, diciembre 9

cinq

- ¡Mira esa montaña de pelo!
- Wow, ¡es gigante!

Young sejo y Young Ella* se dirigieron corriendo a eso que señalaban. Estaban en un bello campo, hecho por alguno de esos buenos dibujantes de anime. La montaña de pelo en cuestión, consistía en una altura y un diamétro de como cinco metros.

- ¿Por qué estará aquí? - dijo Ella
- No sé.. - respondió él - pero ve, ¡parece que está viva! ¡Ha dejado un rastro atrás de sí!

Y en efecto, había un rastro atrás de la montaña. Un rastro, que entre más se alejaba de la montaña, se hacía mucho menos ancho, sin ser un efecto de la perspectiva. Young sejo y Young Ella siguieron ese rastro por cinco kilómetros, hasta que descubrieron que el origen del camino hecho en el pasto era un agujero de unos cinco centímetros de diámetro.

- ¡Seguro alguien hechizó a ese pobre animal! - dijo Young Ella, al observar que varios pequeños roedores lloraban y buscaban desesperadamente a alguien, seguramente otro individio de su especie.

Corrieron de regreso esos cinco kilómetros que habían recorrido de ida. Intentaron entrar a la masa de pelo, pero las varias^ toneladas de peso se los impedía.

- ¡Tenemos que ayudarlo! - decía Ella, y Young sejo asentía como hipnotizado. Con espadas empezaron a cortar el pelo, que volaba por el aire, que hacía enormes nubarrones, y que oscurecía el ambiente. Después de cinco días, lograron llegar al núcleo del cúmulo. Exhaustos, se acercaron lentamente para recuperar al roedor.
Iban cabizbajos, de la mano, con un fondo café por el pelo disuelto en el aire.
Grande fue su sorpresa al ver al roedor de cerca, porque lo encontraron muerto. Young Ella lloraba y lloraba, y sus lagrimas no revivían al animal. Young sejo sólo la abrazaba, dándose cuenta de la crudeza de la realidad.

De pronto, el roedor empezó a brillar...

y explotó.






* así como Young Link es la versión "chibi" de Link... Young sejo es la versión "chibi" de sejo y Young Ella es la versión "chibi" de Ella, jaja

^exactamente, 5 toneladas

miércoles, diciembre 6

Es pino

Estamos nosotros - mis amigos, mi subconciente que es una de ellos, y yo - observando lo que pasa.
Está ese wey, hablando, motivándose tal vez, para darle ese objeto orgánico a Ella.
Está Ella, bella como siempre, trabajando y seguramente haciéndole un bien a la humanidad.
Está el tiempo, solamente pasando, transcurriendo, goteando.

Nosotros seguimos observando, nos desesperamos. 'Ya que se la dé, mejor que se rompa tu corazón rápido. Y podemos grabarlo', me dicen.
'CómpraLe otro de esos objetos orgánicos, que tratan ilusamente de igualarLa en belleza', me dice Martel -mi subconciente-, y obedezco.
'Voy a conseguir una de esas cosas', digo yo, y me voy.

--- Espacio de tiempo irrelevante para la historia---

Voy regresando, y veo a ese wey preparado, dirigiéndose a Ella. Empuña su bella -pero no tan bella como Ella- arma, y yo igual. Vamos a luchar. Y como dice Darwin y el otro wey (y no 'ese wey'), sobrevivirá el más apto.
Me le adelanto, La veo, me ve.
'HolaA!', le digo.
'Hola!', me dice.
'Para demostrarte mi amor hacia Ti, te traje este pequeño regalo', sonríe, sonrío.
'Oh, muchas gracias!' Nos abrazamos, y me despido: 'Nos vemos luego!'.

Me reúno con mis amigos. Vemos lo que hace ahora ese wey. Se acerca a Ella, y le habla. Con un Zoom In de audio, escuchamos.
'HolaA!' le dice él.
'Hola' le dice Ella.
él habla, le da vueltas al asunto, y finalmente dice:
'Para demostrarte mi amor hacia ti, te traje este pequeño regalo', él sonríe, Ella no tanto.
él le dice: 'ya que llevamos tanto tiempo conociéndonos y queriéndonos, ¿quieres ser mi novia?'
Ella responde: 'eso sería interesante, pero no gracias. Mejor búscate a otra, aunque no sea tan grandiosa como yo, porque yo no te querré como tú me quieres, mi corazón está entregado a otra persona, y eso viva me mantiene'

'Qué frase tan contundente', yo digo, y recuerdo esa calificación reprobatoria.

Entonces la historia se acabó, y fuimos felices para siempre.

lunes, diciembre 4

la basurita

Panda, ya escribe, no seas sentido....
EN mi examen de lenguaje, no tuve ninguna falta de ortografía, asi que hoy estoy lleno de felicidad propia y decidí no pasar por word y su apestoso corrector de ortografía este escrito, pues confio casi plenamente(mm) en mi. (del de trigonometría prefiero no comentar más que esto).



-Pues si, yo creo que deberías dejar d epensar en ella, al parecer sólo te ocasiona tristeza.
-Lo sé, pero es inevitable, hasta he llegado a pensar que la quiero como a mi.
-Está bien, perdona el comentario, pero no es necesario que llores...
-No estoy llorando!
-Claro, olvide que orinas en público por los ojos...
-No te hagas el chistoso, es que se me ha metido una basurilla en el ojo izquierdo...

Un parrafo después, la "basurita" lloraba por el calificativo que el escritor y el afectado le habían dado a su existencia. "Tanta maldita arrogancia de ese gignatón... no hay derecho" se decía. "Cree que proque soy pequeña merezco menos respeto que los demás, cree que mi tamaño es sinonimo de mi improtnacia" lloriqueaba como un bebe sin chupon. La criaturita, estaba en verdad desecha, le dolía lo que estaba escuchando como si estuviera enamorada. Mientras el hombre, continuaba maldiciendo:
-Cómo es posible que con su idiotez de tamaño me cree tanta molestia, ¿quien demonios merece joder mi vida de esa manera?
Si la criaturita hubiese podido, habría pedido disculpas, pero era muy penosa para hacerlo. Quería salir del ojo, y dejar d emolestar al hombre, pero era tan pequeña y falta de carácter. Si por ella fuese, incluso desaparecería dela faz de la tierra, sin dejar siquiera la molestia de un ojo "abasurado" en los que la habitan. Entriztesida, y atemorizada de sentir colera por los demás, dejaba que el tiempo pasara, ya vendrá el momento de ser feliz (sollozaba). "no es que la vida sea injusta conmigo, es que me esta guardando un cúmulo de felicidad para hacerle lo que yo quiera. PEro apesar d elo que su boca decía, su alma no lo creía en verdad, sabía que estaba condenada a ser infeliz, y lo único que le quedaba era resignarse. Al poco rato, vio como algo la arrogaba del ojo donde estaba.
Sintió tanto alivio, que hasta respiró un poco de aire(cosa a la que no estaba muy acostumbrada por su desgana). A los pocos sgundos cayo al suelo y se dijo: por fin, he dejado de dañar al mundo, creo que me siento mejor. DEsgraciadamente, como ella bien lo sabía, estaba ocndenada a estorbarle la vista a cuantos seres vivos la naturaleza, con su arbitrariedad y aleatorios procesos, quisiera.