viernes, julio 21

Autoflagelación

¡Eras mi esperanza!, ¡En tí estaban contenidos todos mis sueños, todo en lo que yo creía o tenía una íntima fé! Se oían los gritos ensordecedores en todo el recinto. ¡Y te fuiste como si nada! ¡Como si ya nada importara! Aunque claro en estos momentos ya nada importa. Se consumió la llama que nos tenía atados a ambos, se evaporó en las olas del mar. Voló como la grulla en el invierno. Al fin y al cabo, ya no podremos salir de aquí.
Y así continuó durante un tiempo, cuya extensión no es prudente mencionar... gritando con cada vez más fuerzas al pequeño espejo que mi abuelo tenía en su habitación.

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