miércoles, julio 25

1er Bryce o "El sombrero del difunto"

Un día me metí al mar, tomé mi sombrero, ese negro que usaba para bailar Ska en el Salón. Después de oír a la banda tocar los más calientes éxitos de la rebelión skacera, bailar con ella dos piezas y beber una botella de ron, fue el momento más indicado para nadar. No se si fue su cara de asco, o su nula afición al ska o su indignante obligación de asistir por un mero compromiso. No me importó demasiado puesto que El Gran Circ Dels Invisibles fue tocada dos veces a gusto de las personas. Fue, sin embargo, lo más grande que me hubiese pasado hasta entonces con una chica, la invité a ver el cielo, una vez más, con el cuarto menguante del grano sensible sobre el rostro oscuro de la nocte, como me lo esperaba, se negó. Así que decidí meterme al mar.




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