Esta editorial la escribí, con la merecida ayuda del buen Pop para Ujuum Kaal, el panfleto literario. Si por ahí nos ven, no duden en pedírnoslo, sólo cuesta un peso.
Finales…
En este nuestro tiempo casto de principios lo que nos preocupa más son los finales, el paso transitorio de la sensaciones diarias a la museificación individual (a la usanza del Manifiesto Infrarrealista de Roberto Bolaño). Y no es que se geste un miedo que nazca sobre el estómago del que termina, sino que es un revoltijo de voces que, por síntomas de esa enfermedad llamada sociedad, se encuentran un día a charlar y en un co-lapso de tiempo callan. Ya sea el fin de las utopías (como diría Jorge Volpi), o el fin del recorrido por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de Dante Alighieri, el fin representa la inmaculada virginidad de lo desconocido y el anhelo por continuar ingiriendo dosis de experiencias que se tornan constantes y familiares, con una evolución inherente. No ahondaremos en el fin de la vida, porque es un tema que no cabe en un cuadrito de una publicación como la que tiene en sus manos. No nos queda más que ponerle fin a estas líneas con una recomendación Déjelo todo nuevamente (Roberto Bolaño).
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