sábado, junio 16

Ejercicio 6 "Lotería"

El primer ejercicio de narrativa que publico, con correcciones sugeridas por Ziranda, por ZTirzo y por mi conciencia en retrospectiva, por cierto.. gracias.



Y en la mano encontró un pescado, lo aquejaban la boca seca y el estómago en llamas en esa mañana húmeda del mayo desilusionado. El repiqueteo de las aves del puerto iluminaba mientras el tambor seco en el pecho, alimentado de alquitrán y rencor, sonaba irregular sobre las olas. No podía ascender fuera de los niveles de las putrefactas aguas residuales de la lluvia fusionada con sangre y vísceras de la fruta del mar, la piel lo aprisionaba y su cráneo quería volar.
-Me caga el mar- se lamentó, tiró el pescado.
-Pues cágate entonces- le dijo el viejo Mojarro, que pasaba esa mañana después de la pesca con un saco lleno de las masas plateadas, cargando su red ornamentada y su caña de titanes.
-Desde siempre me has molestado, nunca he sido nada para ti- replicó.
-Te equivocas, otra vez... como siempre. Haz sido mi fracaso- dijo el viejo Mojarro, que pasaba por ahí después de la pesca- Te quise hacer pescador y te volviste abogado, te quise hacer un buen piloto y fuiste ladrón, quise que por lo menos fueras un buen consumidor de amapolas, para esas veces en que el pensar fuera demasiado, y te convertiste en un alcohólico empedernido. Así que la única forma en la que puedo amarte es como pescador, unción de mi santidad y valor.

El viejo Mojarro que pasaba por ahí después de la pesca tomó el gran anzuelo que usaba para el marlín de mayo y lo insertó en la boca del hombre postrado en el suelo mojado del puerto, cómo el tenedor que pervierte a la manzana. El ámbar escarlata brotó de su rostro, y el viejo Mojarro, que pasaba por ahí después de la pesca, lo envolvió e su red ornamentada, el peso le imedía cargarlo con su caña de titanes, así que lo arrastrpo por la acera. Llegando a su mansión tomó su cuchillo, le abrió el tórax a su presa y destazó su corazón.

Una mancha roja se secaba en las maderas delpuerto, hubo quién dijo que sólo fue el viejo Mojarro, que había pasado por ahí después de la pesca.

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