lunes, junio 23

Parábola

Sobrecalentamiento global, llueve por la tarde, el marisma de los párpados del cielo que se cae a pedazos. Una tarjeta postal tirada en el suelo. Los monstruos vestidos de frac, la muerte encaramada y los desiertos punzantes que se postran raídos frente a las máquinas del lago verde a un lado de la carretera. Cemento y varilla. Todo es tragado por el mar, todo se ensombrece y parece pluma y parece ruido y parece muerto y parece prórroga de un tiempo viscoso que se resiste a fluir. Cristales de polvo viajan en la estrellada mañana, con la luna de madrugada y se entierran en los ojos casi putrefactos y el viento helado entra por las nalgas arrugadas de la tierra tibia y se vuelve llama. Seco. Todo es un páramo seco. La olas son un páramo seco. La sonrisa es un páramo seco. Las personas son un páramo seco. Nada es nada. Nada importa.

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