Soy una bala que recorre el tiempo
Basta con mirarla imponente
negra ola que se cierne sobre las casas
que abruma los cerros
nos toman por la fuerza los barullos
en la noche oxidada donde cuelgan las bocinas
en la noche seca donde florecen en las esquinas las putas
ahí, ahí
ahí dónde tiemblan los mosaicos
ahí donde se quiebran los vitrales
ahí temblará el suelo
ahí estallará en una lluvia de cardos
que ya trepan las espinas por la borda
que ya las luces de las mansiones se terminan
que ya las últimas coronas punzantes retoñan
que ya se enredan en las entrepiernas
que ya sangran los niños sin nombre,
los muertos en la acera,
los mancos en los atrios
he ahí nuestro último aliento
borrado por las nubes negras
de la humanidad encaramada
y el rugir de los negros mares por la acera
Cabe mencionar amigos, que en mi país no hay aurora
Chilla insomne la generación sin nombre
aquella que se pudre en los murales rojos
que se desquebrajan con el más minúsculo aullido del hastío
En este páramo donde no queda nada
sino el sopor de la tierra muerta
sino el aroma fétido de los cadáveres sin alas
sino los pastosos lamparones de sangre
en las bragas desechas por el desgano
ahí la aurora nos sabe amarga
como los sudores antiguos de antiguas batallas
como pelos y purulencias
así nace la aurora
en este páramo donde no queda nada nada
Que ya la Bolsa será una pirámide de musgo
que ya vendrán lianas después de los fusiles
GARCÍA LORCA
que ya vendrán lianas después de los fusiles
GARCÍA LORCA
Basta con mirarla imponente
negra ola que se cierne sobre las casas
que abruma los cerros
nos toman por la fuerza los barullos
en la noche oxidada donde cuelgan las bocinas
en la noche seca donde florecen en las esquinas las putas
ahí, ahí
ahí dónde tiemblan los mosaicos
ahí donde se quiebran los vitrales
ahí temblará el suelo
ahí estallará en una lluvia de cardos
que ya trepan las espinas por la borda
que ya las luces de las mansiones se terminan
que ya las últimas coronas punzantes retoñan
que ya se enredan en las entrepiernas
que ya sangran los niños sin nombre,
los muertos en la acera,
los mancos en los atrios
he ahí nuestro último aliento
borrado por las nubes negras
de la humanidad encaramada
y el rugir de los negros mares por la acera
Cabe mencionar amigos, que en mi país no hay aurora
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados
GARCÍA LORCA
que no habrá paraísos ni amores deshojados
GARCÍA LORCA
Chilla insomne la generación sin nombre
aquella que se pudre en los murales rojos
que se desquebrajan con el más minúsculo aullido del hastío
En este páramo donde no queda nada
sino el sopor de la tierra muerta
sino el aroma fétido de los cadáveres sin alas
sino los pastosos lamparones de sangre
en las bragas desechas por el desgano
ahí la aurora nos sabe amarga
como los sudores antiguos de antiguas batallas
como pelos y purulencias
así nace la aurora
en este páramo donde no queda nada nada
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