martes, septiembre 26

América, américa

Me dejó esa vez esperandola en la estación, supuse que como siempre se le había hecho tarde para ya nuestro acostumbrado café de viernes.. ¡Como me encantaba esa mujer!. Es decir, siendo no solo las más bonita, sino la más inteligente de todo aquel lugar, era sin lugar a dudas una chica casi perfecta, y digo casi por que si he aprendido algo en este mundo es que las cosas solo tienden a ser perfectas, no lo son. En el cielo nublado de aquella tarde, que ya estaba por perecer en aras del dominio de la noche, se oyeron los rugidos ensordecedores que anunciaban un diluvio, de esos que solo se ven en ocasiones esporádicas, tal vez debería cancelar en esta ocasión por el bien de ella y por bien mío. Pero imagine señor espectador que tanto me gustaba aquella joven, que decidí quedarme, paciente, viendo como los trenes pasaban y pasaban.
La estación Viaducto del metro, en la linea 8, nunca ha sido un lugar bello, es un lugar más bien complejo y eficiente, donde el ajetreo y la presión se desbordan en cada persona, donde puedo ver a la tristeza andando, si alguna vez ha estado allí me comprenderá.
¿Qué como la conocí estimado lector? Pues en la constante lucha por leer, amar y escribir, en los sistemáticos centros de enseñanza fría y fugaz, llamados escuelas, en donde se invierten la mayor parte de las vidad de millones de seres humanos en el mundo.
Me pregunto si no habré elegido mal mi camino, tal vez debía haber buscado un dios que me convenciera, o luchar por la libertad de un pueblo, incluso velar por la paz mundial. Auque no la hubiera conocido, por otra parte ¿y si hubiera concentrado todos mis deseos y pasiones en otra persona?. Como diría mi abuelo, admirador y seguidor de la famosa Ley de Herodes, lo hecho, hecho está.
Por fin llegaba, su hermoso semblante, enfundado en blanco, se acercaba poco a poco, con esa sonrisa en la cara que solo ella sabe dar. Recuerdo claro aque día en que mi vida dió un vuelco, aquella vez que su angelical rostro anunció con la frialdad digna de mephistófeles, o por lo menos así lo percibí, que se casaba, se casaba con él...
Años de arduo cortejo y de la demostración de su enorme potencial la convencieron de que él era el indicado, de que en él recidía la esperanza d depositar una vida. supongo que fue la mejor elección para ella.
No he de relatarle querido amigo, lo considero mi amigo por que ha leído todo lo anterior y esto no se lo contaría más que a un amigo querido lector, una de esas historia tan contadas en nuestra comunidad sobre amores y desamores que terminen en los ya usados lugares comúnes como "dile a ese alguien que lo amas, no tienes nada que perder", no, sería entonces este texto algo que valiera la pena escribir, sino un escrito banal digno de perderse entre la infinita cantidad de datos que ahora circulan en la hiperredes información.
Solo he de relatarle la historia que me a aquejado desde hace tanto tiempo, que me ha obligado ha hacer lo que haré, lo que he planeado hacer desde tanto tiempo. Imaginese usted que su bien más preciado, la prenda amada digna de cada uno de sus momentos de reflectiva inspiración se fuera, se fuera con alguien con quien no puede competir. El amor para mí ya no existe, aunque cuando la veo acercarse con la finura y la claridad que la caracterizan siento que puede existir, como ermitaño en un monte lejano, escondido a los seres humanos.
-Hola, ¿cómo estás?, perdona la tardanza tu sabes, el trabajo, mi maestría y mi marido que no deja de necesitar algo.
Fue entonces cuando lo decidí...





Les pido mil perdones (o por lo menos a ti sejo) si el presente relato no está terminado, pero hasta este punto no se que más pensar, he de reflexionar y buscar un final o un desarrollo o una continuación para el principio, algo que inspire, comunique, emocione mientras tanto, acepto sugerencias de cualquier tipo... Por cierto sejo, esto está dedicado a "ella".

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