Hoy me ocurrió de nuevo. Me bajé, estúpidamente, en Sonora. Me había pasado tres estaciones. Esperé el metrobús de regreso. Tardó una media hora.
Una mujer gritaba, "Satán no deja que estos jóvenes recuperen su libertad, queremos que todos puedan tener una ciudad libre y no libertina". Mensaje interesante.
Me dio vueltas. Entro a mi cabeza el mensaje, como con vaselina. Bien hondo, como escarabajo de India.
Habría que pensarlo dos veces. Satán y el metrobús no tienen intereses convergentes cuando la lluvia escasea. ¿Qué tan pronto se acabarán las esperanzas?