domingo, julio 18

Sueño de una noche de Julio

Habría que suponer que esta señora es la madre de L. Habría que aceptar su rebozo, su bolso tejido, su cabello teñido y rizado. Habría que verla en el tianguis cuando compra verduras. Habría que imaginarla cuando daba de mamar a L de sus tetas pequeñas. Habría que pensar que el hastío se la trago toda, como a L. Habría que olvidar que E se enamoró de L cuando tenía 16. Habría que borrar todo rastro de las mordidas de L en el glande de E. Habría que aspirar de la pared de la uretra al niño, que más que del amor, habría surgido de la saliva. Habría que pensar en L luego del inicio de su carrera. Habría que observar como abría el espasmo para la grabación de la tercera película de un director inglés. Habría que dilucidar sobre su incursión y estrellato. Habría que ver la cara de L rociada de esperma en los puestos más sucios de la ciudad. Habría que deleitarse con su primer bukake, su tercer anal o su cuarto gonzo. Habría que contar hasta diez para no deprimirse de sólo verla llorar. Habría que verla regresar al barrio. Habría que encontrar a E viejo y panzón con el control de la tele en la mano. Habría que reírse de los chistes de "Coque" Muñiz y Raquel Bigorra en las tardes. Habría que tomarse la mano de L para apretarla. Habría que tocar sus ojos para sentir las palpitaciones. Habría que entrar a su carne para sentir las contracciones del hartazgo. Habría que tocarse entre los labios para encontrar el porqué de la ruina. Habría que considerarse que más que ruina era una obra negra. Habría un lenguaje en forma de balbuceo. Habría un ruido de escarcha a las 3 de la mañana. Habría un mosquito por las noches. Habría un grito de la abuela en su segunda vuelta inesperada. Habría una marca de E tirado en el piso, sin cigarrillos ni alcohol. Habría E de estar fuera de las postales Bukowskianas. Habría de estar fuera de un poema de Ruvalcaba. Habría de estar ebrio sólo de mirar el techo. Habría una colección de L en el estante. Habría una copia de L en el zoológico, L en el hospital, L en la discoteca oscura, L en el estacionamiento, grandes éxitos de L, L sin protección, L en aceite, L en comiendo fuera de la mesa, L con una nariz de cerdo falsa, L en cuero, L con un látigo, L en la bañera, L de mil formas.


No habría, en cambio, uno sólo de los recuerdos de L en el aparador.