viernes, agosto 10

En las Callejuelas

Lo que no soy

Ni soy ola en tu recuerdo
que abruma las cosas diáfanas
de piedras de río,
ni soy una llaga abierta
como las del cristo,
ni soy perfume de amapola.
Soy una goma de mascar
pegada en la acera,
soy cintilla de agujeta descosida,
soy para tí
lo que la hormiga es al águila,
soy para ti lo que el quelite al maíz.

Nixtamal ardiendo
en aguas somnolientas

Soy, entonces, crimen cotidiano
cristo ateo y sin cruz
caminando tranquilo Donceles
riéndose de los animales monstruosos,
y usted es como dios a sus criaturas.


Hay dos

Una,
que vos seas las la voz
y otra,
que vos no seas prácticamente nada
que te traguen por millares
los jueces de la tierra,
que te escriban
lo más reconocidos maestros
las más catatónicas miserias

¡Locos somos!
¡Locos estaremos!

y en cambio,
si sos la voz
entonces
aún eres silencio
aún no vibras y giras
Ahora,
en está esquina al doblar,
ya no sé que sos,
una sombra de abeto
o una luz de foco incandescente y frío,
sólo se una cosa
que usted puede ser dos.

Es usted un objeto de deseo

Tome una cuerda de violín
recién sacada de la tierra,
enrédesela,
en cada pedazo dulce de piel
en cada pelo del durazno maduro,
erizado,
tranquilamente luchando,
escape,
force a la cuerda
hasta que esté a punto de romperse,
en esa lucha constante,
en ese rose de pieles,
una de nailon gris
y otra de carbón flotante
amándose,
sintiéndose,

música

agotada, quédese postrada
en olvido seco
llorada,
vomitada,
sudada,
es usted, un objeto de deseo

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