Si te hubiera perdido en la Ciudad de México, al menos nunca te hubiera encontrado. Al menos hubiera pasado, como el suicidio, en la cotidianeidad.
Lástima. De todas formas has invadido todos mis espacios. No hay un lugar solo. En todos está el fantasma. Como el del Señor Murakami en el estanque de las carpas doradas. Así.
La única forma de desaparecerte es destruyendo cualquier resquicio del jardín. El problema es que este amasijo gris y triste es perenne.
Dicen que destruyendo las bombas que llevan fuera las aguas negras de la ciudad se podría acabar con la Ciudad de México.
Imagen interesante. Destrozar el jardín, hundiéndolo en la mierda.
Supongo que basta ir un día a la estación Tacubaya después de la lluvia.
